Hace tiempo existía la idea errónea de que no era importante cuidar los dientes de los más pequeños, conocidos como ‘dientes de leche’, ya que acabarían por caerse para dejar paso a la dentición definitiva, siendo esta la que debía recibir todos los cuidados. Un error que ha provocado que muchas personas adultas hayan sufrido problemas en sus bocas: caries, gingivitis por mal posición dental…
Y es que estos primeros dientes tienen una importancia clave para el desarrollo de una sonrisa sana y fuerte en la etapa adulta. La doctora María Teresa Guerrero, directora de nuestra clínica, asegura que la caries es la enfermedad crónica más común en la infancia y que viene provocada, sobre todo, por una incorrecta higiene bucodental. Por ello, recomienda una alimentación adecuada, eliminando la mayor cantidad posible de azúcares, y unos hábitos de limpieza adaptados a la edad de cada niño.
Los dientes tienen una gran importancia en el desarrollo y en la salud de los más pequeños, ya que se van a convertir en los elementos con los que masticará la comida, que le ayudarán a hablar y a poder tener una bonita sonrisa. Además son los guardianes del espacio que luego ocuparán los dientes que nos acompañaran durante el resto de nuestra vida (un mal estado de aquellos puede ocasionar que estos últimos salgan torcidos o apilados unos sobre otros). Por eso resulta tan importante que los dientes se cuiden desde su aparición, adquiriendo este hábito mayor importancia cuando aparece el primer molar de leche.
Los humanos desarrollamos dos denticiones a lo largo de la vida. Los ‘dientes de leche’, que aparecen entre los seis meses y los 2 años y medio y empiezan a caerse a los 5 o 6, durando el proceso hasta los 10 u 11; y los conocidos como dientes definitivos.
La primera es temporal y está compuesta por 20 piezas (8 incisivos, 4 caninos y 8 molares). Aunque no se conservan mucho tiempo son fundamentales para el correcto desarrollo del niño. Estos dientes son más pequeños y gruesos que los definitivos y mucho más vulnerables antes las caries, ya que el esmalte y la dentina son más finos y están menos mineralizados.
En este post, te ofrecemos 7 consejos para que tus hijos crezcan con una boca sana y una bonita sonrisa:
1. Los padres deben participar con ellos en el cepillado tres veces al día (después de cada comida, pero sobre todo tras el desayuno y la cena) y tratar de que se convierta para ellos en una rutina. Que un niño sea capaz de sujetar el cepillo no indica que sepa cepillarse los dientes. Hasta los 7 u 8 años no suelen adquirir esa habilidad.
2. Es importante también que se utilice un cepillo suave adaptado a cada una de las edades. Si se trata de un bebé, debemos limpiarle las encías con una gasita húmeda y evitar que duerman con el biberón o que se calmen endulzando el chupete con miel, azúcar.., evitando así la conocida como caries del biberón. En los más pequeños se debe usar una pasta dental sin flúor, puesto que son propensos a tragarse la crema, lo que podría provocarles una fluorosis leve.
3. Un correcto cepillado dental permite eliminar los restos de alimentos y los microorganismos que se adhieren a los dientes. Las encías, el paladar y la lengua también deben limpiarse con el cepillo llevando a cabo un suave masaje.
4. Es recomendable el uso por las noches, cuando ya son un poco más mayores, de hilo dental. Sobre todo entre los molares, zona más propensa a la aparición de caries en los más pequeños y donde el cepillado llega con mayor dificultad.
5. Visitar al dentista con frecuencia. Lo aconsejable es cada seis meses. La primera visita nunca debe ser más tarde de su primer cumpleaños. En esas edades tempranas adquieren bastante relevancia las fluorizaciones, puesto que ayudan a reforzar el esmalte. Además de controla que no existan caries ni problemas de gingivitis (inflamación de las encías que provoca sangrado).
6. Evitar lo máximo posible las comidas y bebidas azucaradas. Si suele tomar un biberón por la noche antes de irse a la cama lo más recomendable es que sólo contenga agua, evitando los zumos o la leche. Y si bebe durante la noche, el agua vuelve a ser la mejor opción. Cuando ya son más mayores es aconsejable que consuman el menor número posible de alimentos azucarados (sobre todo de chucherías) y los refrescos y demás bebidas azucaradas.
7. Tratar de que lleven una dieta sana rica en lácteos, frutas, verduras, pescado… Y alejar lo máximo posible la bollería industrial.